
A propósito de insinuaciones, hoy en el bus tuve a mi lado una niña desconocida. Era como cualquiera, excepto porque traía un perfume con olor a fruticas. Sí, fruticas. No frutas. Hay una gran diferencia entre uno y otro término. A frutas huele un salpicón. A fruticas olía la niña de esta mañana y...
Y una niña con la que también me encontré hoy. Es la misma niña que olía igual al jabón que hace unos meses compraron en mi casa. La diferencia es que hoy ya no duele olerla, verla o recordarla. Por fortuna.
4 comentarios:
No me gustan los perfumes con olor a fruticas o frutas. Me encanta el sandalo o jazmín. Pero a veces no importa si un olor nos gusta o no, simplemente te hace recordar algo o a alguien, independientemente de nuestros gustos. Un abrazo
Hola Leopoldo, muchas gracias por tu visita y te pregunto... que me falto pedir???
Besos.
Gracias por tu visita a mi rincón y por tu invitación.
Nunca pensé en mis pequeños pensamientos como voluptuosos... cierto es que los demás nos ven con otros ojos distintos a los nuestros.
Saludos
Deseo.... ese es el concepto.
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