Ellas

De aquellas que son las únicas, en todo el Universo, capaces a la vez de llevar a un hombre a la Gloria más alta o a la Perdición más terrible

Ellas. Son bellas, y esa belleza no se puede entender. Son únicas, a pesar de que a todas les digan mujeres. Son siempre mujeres, a pesar de que la vida les quiera arrebatar el brillo a veces. Tienen un halo de ternura, y de inocencia. Lloran porque son invencibles.

Ellas. Capaces de destruir con un suspiro o un gesto. Manipuladoras, obsesivas, posesivas. No son dueñas de sí mismas excepto cuando se trata de hacer un daño cuyas consecuencias jamás comprenderán. Sólo lloran cuando se frustran, pues se creen invencibles y dueñas de su propio destino, y del de los otros.

Ellas. Hechas para amar. Están dispuestas por naturaleza a dar la vida si es necesario con tal de salvar la de un nuevo ser. Son sinónimo de sacrificio. De sacrificio sincero. De abnegación. Consienten, acarician, murmuran y besan. En una tarde brillan más que los arreboles. En una noche inspiran más que un cielo estrellado. En la vida de un hombre pueden brillar más que un sol.

Ellas. Capaces de aniquilar la ilusión. Son asesinas sin sueldo, que por nada estrellan corazones. Están dispuestas a matar hasta un alma con tal de satisfacer uno de sus caprichos intrascendentes. No tienen sentido de la verdad. Te enterrarán una puñalada trapera en la bajo las costillas, y tranquilas verán como te desangras mientras lloran por cualquier don nadie que, teniéndolas sometidas, las tiene reducidas a nada.

Ellas. Te sacarán de la oscuridad con su traje blanco. Ceñido a su cuerpo tendrán la delicia de tu destino. Cumplirán cada uno de tus sueños. Morirán si tú mueres. Serán felices si tú lo eres. Caminarán hasta donde tú camines. Irán contigo a donde vayas. No te fallarán. No serán infieles. En su mente y en su corazón sólo cabe el bien. En ellas sólo estás tú, y tu simiente.

Ellas. Amor y odio, alegría y tristeza, dolor y placer, luz y sombra…Nada será si ellas no están. Para bien y para mal…